miércoles, 23 de octubre de 2019

LA NECESIDAD INSACIABLE DE CONTROLAR TODO

Tener cierto control de lo que pasa
en su vida es positivo.
Por ejemplo, planificar determinadas
cosas, como estudiar para prepararse
para el futuro, elegir trabajar en
aquello que desea ordenar la agenda
para optimizar el tiempo, tener
organizadas las finanzas, incluso 
planificar una familia, está dentro
de lo lógico....



                                                Resultado de imagen para imagenes de dominados                                               

          En definitiva, es importante poder decidir qué es lo que quiere, tener proyectos y esforzarse por conseguirlos. Encontrar el equilibrio entre manejar distintas situaciones, perseguir objetivos y poder disfrutar del momento es lo saludable pero hay personas que tienen una necesidad insaciable de controlar todo constantemente.
          De esta manera, pierden tiempo y energía en cosas insignificantes, se centran en la búsqueda de "la perfección y el orden" en vez de enfocarse en el logro de objetivos relevantes y en el placer de vivir. Si bien querer todo bajo control no es una patología, como podría ser, por ejemplo, un trastorno obsesivo compulsivo, no deja de ser un problema, porque se trata de un modo de comportamiento que aumenta la ansiedad, provoca inquietud, promueve la intolerancia y distorsiona la capacidad de vivir con alegría.
          Esta compulsión de manejar y controlar el mundo circundante, posiblemente provenga de la vulnerabilidad del ser humano y de su imposibilidad de garantizar su propia existencia; es decir, por no tener la seguridad de estar a salvo, ni poder dominar su vida frente a una naturaleza muchas veces despiadada. Freud en su trabajo "El Porvenir de la Ilusión" describe magistralmente la relación entre el desvalimiento humano y la creación de la cultura y sostiene que ésta última tiene como función principal proteger a los humanos ante las amenazas de una naturaleza cruel que los mata.
          Aunque anhele la seguridad, vivir permanentemente en incertidumbre, no saber qué es lo que viene, ni qué va a ocurrir es lo normal. No puede tener certeza del futuro, ni siquiera del inmediato, nada está garantizado y esto es francamente atemorizante. Hoy está, mañana tal vez no. La toma de decisiones que realiza es en función de lo que cree que pasará, pero no en función de lo que va a pasar, porque nadie lo sabe.
          Tal vez esa imposibilidad  de controlar su propia existencia, la desplace a aquellas situaciones insignificantes de la vida diaria que sí puede dominar, como el orden, la limpieza, el intento de perfección en la realización de tareas en el hogar y en el trabajo, incluso el intento de controlar la vida de otros -a veces, camuflado este comportamiento con un falso sentido de protección.
          Esta actitud compulsiva, sustitutiva, busca darle "certidumbre", con la falsa creencia de que si controla lo de su alrededor logra seguridad frente a lo inesperado. Lamentablemente, no es más que un mecanismo de desplazamiento que falla en su objetivo y en lugar de brindarle tranquilidad en su vida, lo angustia, lo lleva a un círculo vicioso sin fin, en el que la realidad le dobla el dado y aunque trate de controlar cada vez más tareas y cosas, siempre aparecerán nuevas situaciones inmanejables, que lo frustrarán y lo dejarán otra vez desnudo, impotente quedando revelada su verdadera fragilidad. La ansiedad en vez de disminuir aumenta. Esto hace que la sensación de seguridad pase  ser un espejismo que cuando cree que está por alcanzarla, se disipa en el horizonte frente a sus propios ojos.



Fuente: Diario de la Salud. Licenciado Santiago Bonomi, Matrícula N° 98039 psicólogo clínico.
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