lunes, 18 de marzo de 2019

LA MÁQUINA DE LAS EMOCIONES

¿Por qué nos enamoramos?
¿Por qué sentimos miedo,
alegría, ansiedad o lástima?...
Después de siglos de ser homenajeados
por escritores, poetas y trovadores,
ahora los sentimientos habitan
los laboratorios de ciencias, y las
respuestas a esos interrogantes se
ubican más cerca del cerebro que
del corazón.....


                                          Resultado de imagen para imagenes de el cerebro y las emociones                                               

          Hace un par de décadas, las neurociencias cambiaron la historia. Hasta entonces nadie sabía como el cerebro generaba sentimientos de temor, ansiedad o amor. Y a fines de los años 90, en una importante reunión de expertos en cuestiones cerebrales, Steven Hyman presidente de los Institutos Nacionales de Salud Mental ( NIMH siglas en inglés) de los Estados Unidos de América, declaró : "No hace mucho tiempo, la emoción fue terreno exclusivo de los poetas.

          Ahora, una nueva ciencia de la emoción está descubriendo los caminos que en nuestro cerebro crean la memoria emocional... Y la investigación está comenzando a mostrar cómo esta memoria puede convertirse en una prisión cuando es jaqueada por la ansiedad o el trauma.  Los científicos descubrieron que el aluvión de impulsos que invade el cuerpo cuando nos besamos, tenemos miedo o ansiedad, comienza en el cerebro y recorre los nervios y la sangre por medio de una gigantesca red de nudos y filamentos que parten desde la médula espinal y desembocan en cada centímetro del cuerpo.

          Mientras los enamorados se besan, oleajes químicos invaden el músculo intestinal, las glándulas lacrimales, la vejiga, el corazón y los genitales. Todo el organismo recibe los impulsos de esa telaraña de filamentos que en el laboratorio llaman sistema nervioso autónomo. Algo parecido ocurre cuando nos asustamos. El miedo, la angustia o la ansiedad pueden afectar nuestro sistema inmunológico, quitarnos el sueño y empeorar el punto débil de cada uno. Son capaces de producir desde un brote en la piel, o hasta una úlcera en cualquier momento.

          A partir de los estudios de Le Doux se llegó a la conclusión de que el cerebro no es sólo una máquina de pensar, sino una adaptación biológica, diseñada para promover la supervivencia en los ambientes donde se desarrolló.



Fuente: www.lanacion.com.ar
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