Si hubo alguna vez un hombre seguro de si mismo, consciente de su valor y de su misión sobre la tierra, ese hombre fue NAPOLEÓN BONAPARTE. Sus biógrafos coinciden en decir que, a la edad en que tantos jóvenes dudan aún de su vocación, ya tenía una idea clara de lo que suele llamarse destino.
Ante todo, se guiaba bastante, en las grandes decisiones, por la intuición ( el pálpito del jugador ), sin dejar de considerar cuidadosamente los datos objetivos de cada problema. Así, puede decirse que ayudaba al destino.
Cuando le recomendaban, para un ascenso o determinada dignidad importante, a un oficial de su inmenso ejército, NAPOLEÓN, jamás dejaba de preguntar: ¿ " Tiene suerte"?. Si la respuesta era:"No", o " Bueno...., en realidad, últimamente no ha tenido mucha suerte ..." o cosa parecida, no quería saber nada más.
Quizá se haya adelantado, en la práctica, a la teoría formulada en este siglo por JACQUES RIVIÉRE, uno de los principales biógrafos de RIMBAUD, el poeta vidente. RIVIÉRE ha dicho: " A cada hombre le ocurre, no lo que merece, sino lo que se le parece". UNA IDEA.
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